Hemos entrado en una época en donde cada individuo y cada marca debe redefinirse y reafirmar su singularidad y existencia a fin de distinguirse en un entorno tremendamente agitado y saturado.

Las marcas se ven obligadas a radicalizarse para llegar a ser visibles y “legibles” así como también comprensibles a las miradas de un consumidor abarrotado de oportunidades y elecciones posibles.

Un consumidor que quiere y sabe como evaluar, discernir y comparar la oferta que se le propone. Es por ello que la marca no tiene otra opción que la de ser muy coherente para construir notoriedad y una imagen diáfana, convincente y sobretodo reconfortante al ofrecer seguridad.

Crear una identidad potente y solida es definir muy bien los fundamentos identitarios y contestar quien soy, como me llamo, como es mi logo o carta de presentación, que tonalidad debo usar, que estilo configurar, el universo asociativo tanto verbal como visual con el que tengo que rodearme, las tipografías, los soportes de comunicación en general que tengo que usar y que materiales voy a usar para todo ello.

La marca es como  una persona y por ello es única. La debemos ayudar a ser fácilmente identificables, reconocible, remarcable y coherente en el tiempo. Ante estas necesidades de afirmación de personalidad, el diseño debe venir precedido por la escala de valores de la marca.

Definir bien «quien soy yo” antes de considerar cual será el discurso, es realmente establecer las bases solidas de una comunicación perenne, para crear la química idónea entre la personalidad de la marca y su discurso.

Los constantes cambios, la multiplicación y fragmentación de los canales de comunicación hacen que marcas que trabajan con varias agencias distintas disciplinas ponen en peligro la coherencia de la expresión de la marca. Configuran la imperiosa necesidad de crear ante todo una “Paleta de expresión” para que sea escrupulosa seguida para todos aquellos comunicadores en contacto con la marca.

El diseño, entonces, define el autentico “storytelling” de la marca, ya que precisamente en la elaboración del “Core” identitario en el origen e inicio de la comunicación es donde se escribe la historia y el futuro de la marca.